La mejor psicóloga del mundo

Tengo la mejor psicóloga del mundo. La mejor, sin duda. Con un par de palabras, ya es más que suficiente para cambiar las gafas. La mejor psicóloga del mundo ha vuelto, con energía, con esa manera única de ver alrededor y de verse alrededor, con esa indiscutible elegancia que solamente las personas íntegras poseen, las personas firmes, las personas con una fuerza interior que despliegan por cada pliegue de la piel. Tengo la mejor psicóloga del mundo, ¡hay qué ver cuánto la echaba de menos! quizá tanto como ella a mí, dice, pero ya sé yo que "yo más", porque ahora está proyectando toda esa energía que se me había agotado de tanto darla yo antes; porque ahora me está ayudando a sanar y recomponer las piezas del puzzle que estaban esparcidas con las tormentas que sacudieron mi imagen, sin prisa, sin pausa, pero con decisión. Mi decisión mermada por las decisiones tan a cuchillo que tuvimos que tomar. Mi decisión acongojada por el desgaste de tanto pensamiento triste que se negaba a asumir más responsabilidad. Mi decisión castrada por el miedo irreparable de sentir una decisión errada en un momento sumamente delicado. La decisión emparedada por la ilusa pero cierta creencia de que algo dependía de mí y estaba en mi mano hacerlo. Mi decisión, recuperada, de decidir mi vida sin importar cómo se ve, cuánto se ve, quién ve. Mi decisión de elegir el modo que mejor me define, el más útil para mí. Mi decisión, tan anhelada, tan encerrada, tan indecisa. 
Tengo la mejor psicóloga del mundo, que me ve tambalear y no juzga, que me ha visto lamentarme y ha permanecido robusta; que me ha sentido lejos, y no se ha ido; que no me reconocía, y ha creído en mí; que me hace crecer y se llena de orgullo al contemplar la grandeza. La mejor psicóloga del mundo, por fin ha regresado. Ahora ... ¡¡¡¡continuamos!!!!

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