Me encanta la gente pasional, valiente, decidida. Me encanta la gente independiente, que se muestra sin reparos y sin miedos. Especialmente, la gente pasional. Porque encienden a su paso cualquier fuego, cualquier luz; porque generan, puede que inconscientemente, una energía sin límites que hace que cualquier persona se llene. Me encanta la gente así, definitivamente. Son las personas que me inspiran, me motivan, me insuflan pasión, como si a mí me faltara, que me hacen sentirme orgullosa. Orgullo. Se trata además de un orgullo, la integridad. Si. Me gusta la gente íntegra, consigo misma, con sus principios, con sus ideas, aún diferentes a las mías, que por cierto mucho mejor porque el aprendizaje es mayúsculo si cabe. Pero sobre todo íntegra. Sin miedo a las apariencias, pisando fuerte por la vida, pero sin ocupar todo el camino de manera que nadie más puede andar sobre el mismo terreno. Gente respetuosa, comprometida, participativa, capaz de mover montañas con solo pensarlo. Y si no es esta vez, no pasa nada, la próxima. Gente que no tira la toalla, que persiste en sus sueños, que no abandona, solo retoma fuerzas y aprieta aún más los puños. Me gusta la gente que vive la vida, y no se limita a que la vida le pase por encima. La gente protagonista de sus decisiones, capaces de reconocer los errores con la total humildad de quien no teme por sus principios, más bien que alimenta con más experiencia el bagaje personal que la hace admirable. Me gusta esa gente, me encanta encontrarme con personas así, simplemente. Me gusta. Me enamora.
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